En los últimos seis años los ejemplares de jaguar se han incrementado en un 10% aunque persiste la amenaza por la destrucción de su hábitat
Regeneración, 28 de agosto 2025– Según el último censo realizado, el mayor depredador del trópico del país incrementó su población en un 10% en seis años.
En los últimos seis años los ejemplares se han incrementado en un 10% aunque persiste la amenaza por la destrucción de su hábitat.

Los datos más actualizados sobre la presencia del jaguar en territorio mexicano son alentadores.
“¡Pasamos de tener 4.100 en 2018 a más de 5.300 en el 2024!”, cuenta emocionado Adán Peña.
Mismo, coordinador general de estrategias estatales en la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, una asociación civil que monitorea las poblaciones de este animal desde el 2010.
“No esperábamos contar tantos ni encontrarlos en algunos de los territorios donde los hemos identificado, como en ciertas regiones de Aguascalientes y Guerrero”.
Así, celebra Peña, quien es titular de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural de la Ciudad de México (CORENADR).
Peligro de extinción

Aún así, advierte, “el jaguar sigue siendo una especie en extinción en México”. Principalmente por un depredador imbatible: la actividad humana que arrasa con sus hábitats.
Teniendo en cuenta la tasa de crecimiento que ha mostrado en los censos, para que esta especie salga del estatus de peligro en que se encuentra “se requerirán un poco más de 30 años hasta incrementar la población a 8.000 individuos.
No obstante, si nos esforzamos podríamos duplicar su población en 15 o 20”, apunta Peña.
«Consolidar el papel de las áreas naturales protegidas mediante recursos financieros, materiales y humanos”, es una de las primeras tareas que se pueden realizar, destaca el comisionado.
Con 414.000 áreas muestreadas en 15 Estados de México, se trata del trabajo más completo de una especie concreta para evaluar su presencia y distribución.
Un gran esfuerzo de monitoreo que ha sido posible gracias a la colaboración de casi 50 investigadores alrededor del país y con la participación de las comunidades, la academia, el Gobierno y la sociedad civil.
Estudio
“Se trata del segundo estudio más ambicioso en materia de biodiversidad del continente.

El primero fue en el Amazonas, donde pusieron más de 1.200 cámaras trampa con el fin de hacer un análisis de biodiversidad de todo el territorio.
Nosotros pusimos 920 cámaras trampa: ¡un sueño!”, confiesa Peña, emocionado por los resultados que arroja sobre la cifra de este animal emblemático, que distintas culturas milenarias, como los mayas, erigieron como divino.
El animal con el que los pueblos leían en el atlas del cielo a través de su pelaje, del que se servían también como indumentaria de poder.
Una especie que, en los últimos cuarenta años, perdió hasta el 60% de su hábitat en México, según cifras del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
Peña defiende: por esto “es importante incentivar la conservación de los corredores biológicos del jaguar”.
Según explica, los pasos de fauna en carreteras y vías férreas han probado ser medidas exitosas en la prevención de atropellos.
Y, por lo que la construcción de más pasos de fauna en las regiones con mayores conflictos mitigaría en mayor medida los impactos de la infraestructura vial.
“En los últimos años se ha avanzado con más de 1,2 millones de hectáreas de conservación de corredores. Pero aún hay zonas de paso que no están protegidas.
Hay que ampliar los mecanismos de protección de la especie con actividades sociales, participando con las comunidades locales para sensibilizar”.

Además, dijo que el Tren Maya “es uno de los proyectos con más pasos de fauna que se han hecho en la historia del país.
«Las obras de infraestructura tienen siempre que contemplar estas medidas”, destaca Peña.
Ecología
Precisamente, revela, la ecorregión que atraviesa el tren, la selva de Calakmul, “en la península de Yucatán, es justo donde más jaguares se han contado».
Además, seguida del Pacífico sur, el noreste, el centro de México, el Pacífico norte y la costa del Pacífico central.

Entre otras de las medidas clave para proteger al felino más grande de América destaca frenar el tráfico ilegal de pieles, cráneos, garras y colmillos.
De acuerdo a investigaciones recientes sobre tráfico de vida silvestre, de la asociación Wildlife Conservation Society (WCS) Mesoamérica, México es el país que más vende partes de este animal en línea.
Por esa razón, la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar propone elaborar un convenio entre el Gobierno federal y diversas plataformas de venta por internet, como Facebook, para detenerlo.
Ganado
“También debemos reducir el conflicto con jaguares que matan ganado”, apunta Peña.
Como explica, el seguro ganadero, una herramienta que maneja la Secretaría de Agricultura, se trata de una política útil en la que, por el daño de ataques al ganado por cierta fauna silvestre.
Por ello los ganaderos pueden cobrar un seguro.
Como recuerda Peña, después del Amazonas, México es el segundo lugar de

América Latina con mayor número de jaguares: “Y debemos jugar un papel clave en su conservación”.
“Para que haya jaguares se requiere que haya presas, venados, pecaríes, tapires, se requiere que su hábitat esté en buenas condiciones. Si el ecosistema está degradado, deja de haber presas.
Si deja de haber presas, deja de haber jaguar. Al protegerlo, protegemos la biodiversidad y los ecosistemas”, revela.
E incluso, dijo, el jaguar, concluye, “se adapta al desarrollo humano y a la transformación progresiva de las temporadas de lluvia a la seca.
A lo único que no se adapta es a la transformación acelerada de su hábitat”.
Dentro del proyecto también se obtuvieron registros fotográficos de otras 66 especies de mamíferos medianos y grandes que corresponden a 10 órdenes, 20 familias y 49 géneros.
Conservación

Los sitios que registraron una mayor diversidad de mamíferos fueron: Laguna Om, Quintana Roo con 28 especies, seguido por Montes Azules, Chiapas con 25 especies.
En tercer lugar Sian Ka’an, Quintana Roo y Celestún, Yucatán con 24 especies.
Por el contrario, el sitio con el menor número de registros fue Nacori Chico, Sonora, con 9 especies, seguido de Chame- la, Jalisco, con 11 y Parque Nacional Los Mármoles, Hidalgo, con 12.
Las especies que se registraron en el mayor número de sitios fueron en primer lugar el coatí (Nasua narica) presente en los 23 sitios muestreados.
En segundo lugar el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) y el puma (Puma concolor) presente en 22 sitios.
En tercer lugar el ocelote (Leopardus pardalis) y la zorra gris (Urocyon cinereoargenteus) que se encontraron presentes en 21 sitios.














